6/2/14

Historias de la puta España

Dos historias, separadas en el tiempo, que reflejan la verdadera naturaleza de un Régimen al que algunos sinvergüenzas y corruptos denominan "Estado de Derecho".

Preso político vasco muere en prisión

Etxerat ha informado de la muerte del preso vasco Arkaitz Bellón, que se encontraba encarcelado en la prisión de Puerto de Santamaría (Cádiz).

Arkaitz llevaba 13 años en prisión por participar en la llamada "kale borroka" (lucha callejera), es decir, por participar en manifestaciones. Le faltaban tres meses para salir en libertad.

Instituciones Penitenciarias (IIPP) ha explicado, a través de una nota, que los funcionarios han hallado a Bellón inmovil en su cama «tras el descanso posterior a la comida. Avisados inmediatamente los servicios médicos del centro, constataron que el interno se encontraba sin vida y sin ningún signo externo de violencia. El interno permanecía solo en la celda, al encontrarse clasificado en 1º grado de tratamiento».


El comunicado añade que «no constaban antecedentes de patologías médicas que pudieran hacer predecible este desenlace» y que «su fallecimiento apunta a causas naturales», si bien se ha «ordenado la apertura de una información reservada».

En la actualidad se encontraba en Puerto de Santamaría (Cádiz). Anteriormente estuvo en Sevilla, donde el pasado marzo fue objeto de una paliza por parte de funcionarios (carceleros). También denunció agresiones en Puerto III en 2010 y en Algeciras en 2008. En diciembre de 2007, sus familiares sufrieron un accidente de tráfico cuando acudían a una visita a la cárcel de Herrera.

naiz.info

Arregi. Memoria de Zizurkil

(Tomado de Red Roja) El 4 de febrero de 1981 era detenido en Madrid el militante de ETA (militar) Joxe Arregi.

El día 4 de febrero de 1981, en un operativo conjunto del Cuerpo Superior de Policía y de la Policía Nacional (hoy fusionados en el Cuerpo Nacional de Policía), eran detenidos en Madrid los militantes de ETA (militar) Joxe Arregi e Isidro Etxabe (este último en libertad tras renegar hace años de ETA y acogerse al programa gubernamental de “arrepentimiento”); dos días después, el 6 de febrero, aparecía en un bosque cercano a Zaratamo el cadáver del ingeniero Ryan; el día 12, los mismos policías que le habían torturado salvajemente durante ocho jornadas, asustados ante el estado de su “custodiado”, condujeron a Joxe Arregi al hospital penitenciario de Carabanchel; al día siguiente, viendo la gravedad de su situación, los médicos ordenaron su traslado a un centro hospitalario civil, pero Arregi murió en el camino; el lunes 16, una huelga general paralizaba el País Vasco, y por la tarde, Bilbao alojaba a una de las más grandes concentraciones humanas conocidas en la villa, esta vez en respuesta popular a la muerte por torturas policiales de Joxe Arregi.

Por fin, el 23 de febrero, ante la inminencia de un golpe de Estado que iba a protagonizar buena parte del descontento Ejército, el Rey (con la complicidad del CESID y de sus aliados de la UCD, de la AP y del PSOE) adelantó los acontecimientos y, aprovechando que el Congreso se reunía en pleno para la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, lideró un operativo político-militar que consiguió abortar la asonada prevista para mayo y afianzarlo en el trono como “salvador de la democracia”. En ese contexto de ebullición política y social se produjeron el martirio y la muerte de Joxe Arregi Izagirre a manos de los policías que lo custodiaban.

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