Dos historias, separadas en el tiempo, que reflejan la verdadera naturaleza de un Régimen al que algunos sinvergüenzas y corruptos denominan "Estado de Derecho".
Preso político vasco muere en prisión
Etxerat ha informado de
la muerte del preso vasco Arkaitz Bellón, que se encontraba encarcelado
en la prisión de Puerto de Santamaría (Cádiz).
Arkaitz llevaba 13 años en prisión por participar en la llamada "kale borroka" (lucha callejera), es decir, por participar en manifestaciones. Le faltaban tres meses para salir en libertad.
Instituciones Penitenciarias (IIPP) ha explicado, a través de una nota, que los funcionarios han hallado a Bellón inmovil en su cama «tras el descanso posterior a la comida. Avisados inmediatamente los servicios médicos del centro, constataron que el interno se encontraba sin vida y sin ningún signo externo de violencia. El interno permanecía solo en la celda, al encontrarse clasificado en 1º grado de tratamiento».
El comunicado añade que
«no constaban antecedentes de patologías médicas que pudieran hacer
predecible este desenlace» y que «su fallecimiento apunta a causas
naturales», si bien se ha «ordenado la apertura de una información
reservada».
En la actualidad se
encontraba en Puerto de Santamaría (Cádiz). Anteriormente estuvo en
Sevilla, donde el pasado marzo fue objeto de una paliza por parte de
funcionarios (carceleros).
También denunció agresiones en Puerto III en 2010 y en Algeciras en
2008. En diciembre de 2007, sus familiares sufrieron un accidente de
tráfico cuando acudían a una visita a la cárcel de Herrera.
Arregi. Memoria de Zizurkil
(Tomado de Red Roja) El 4 de febrero de 1981 era detenido en Madrid el militante de ETA (militar) Joxe Arregi.
El día 4 de febrero de
1981, en un operativo conjunto del Cuerpo Superior de Policía y de la
Policía Nacional (hoy fusionados en el Cuerpo Nacional de Policía), eran
detenidos en Madrid los militantes de ETA (militar) Joxe Arregi e
Isidro Etxabe (este último en libertad tras renegar hace años de ETA y
acogerse al programa gubernamental de “arrepentimiento”); dos días
después, el 6 de febrero, aparecía en un bosque cercano a Zaratamo el
cadáver del ingeniero Ryan; el día 12, los mismos policías que le habían
torturado salvajemente durante ocho jornadas, asustados ante el estado
de su “custodiado”, condujeron a Joxe Arregi al hospital penitenciario
de Carabanchel; al día siguiente, viendo la gravedad de su situación,
los médicos ordenaron su traslado a un centro hospitalario civil, pero
Arregi murió en el camino; el lunes 16, una huelga general paralizaba el
País Vasco, y por la tarde, Bilbao alojaba a una de las más grandes
concentraciones humanas conocidas en la villa, esta vez en respuesta
popular a la muerte por torturas policiales de Joxe Arregi.
Por fin, el 23 de
febrero, ante la inminencia de un golpe de Estado que iba a protagonizar
buena parte del descontento Ejército, el Rey (con la complicidad del
CESID y de sus aliados de la UCD, de la AP y del PSOE) adelantó los
acontecimientos y, aprovechando que el Congreso se reunía en pleno para
la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, lideró un operativo
político-militar que consiguió abortar la asonada prevista para mayo y
afianzarlo en el trono como “salvador de la democracia”. En ese contexto
de ebullición política y social se produjeron el martirio y la muerte
de Joxe Arregi Izagirre a manos de los policías que lo custodiaban.