17/9/13

Políticas paralelas: Cuando un falso socialismo abre la puerta al fascismo

 A estas alturas del partido, conviene meditar una vez más las causas por las que un franquista vallisoletano, encarnación perfecta del humanoide hispano (moreno, bajito, con bigote y mala leche), salía victorioso de las urnas ante un socialista andaluz tan falso como hortera,  tan mendaz como cobarde, tan corrupto como dotado para el espionaje, el terrorismo de estado y el pelotazo. De aquellas heces vinieron posteriores boñigas.

Cuando el siglo XXI abrió sus puertas, un abogado leonés, encarnación idónea del cateto castellano-leonino (espigado, sonrisa mentecata y discurso vacuo) derrotaba en las elecciones (gracias a la torpeza y las mentiras de su rival) a un criminal de guerra de faz hitleriana y carcajada ebria, “hermano espiritual” del “socialista”, también genocida y otanista, Javier Solana.


Poco años más tarde, ese letrado mediocre, armado de la rosa y el puño blando, con rostro de muñeco en manos de un ventrílocuo y sonrisa Mister Bean, originó la llegada al poder de un nuevo fascista, esta vez de origen galaico, cuya oratoria parlamentaria posee la misma potencia adictiva que las canciones de Luis Aguilé. Las políticas paralelas causan esos desaguisados.

En la vecina Francia, un narcotraficante mimado por las cloacas de la CIA, derrotó en las urnas a un gobierno de centro-izquierda, que a su vez había expulsado del Elíseo a un socialista que se distinguió por privatizar las grandes empresas públicas del país.

En 2012, otro socialista desbarataba los planes belicistas del delincuente de la UMP, pero se unió alegremente al coro de voces que preconizaban la muerte y la violencia, antes que la palabra y el diálogo, como ya se mostró en la hoy patética y masacrada Libia.

En 2013, cuando ese presidente galo ha generado una islamofobia galopante, cuando su brazo policial detiene a manifestantes antinazis o militantes abertzales, cuando se financia y jalea el terrorismo en Siria y se recortan los derechos sociales, el falso socialista  se convierte en la palanca más eficaz de la extrema derecha.

La popularidad de la ciudadana francesa Marine Le Pen, líder del Front National, aumenta rápidamente según un sondeo BVA para Le Parisien-Aujourd’hui.

A pesar de que una mayoría la consideran “agresiva” (71%), “demagógica” (62%) y “racista” (58%), su popularidad personal ganó cinco puntos respecto a febrero de 2011 y alcanza un nada despreciable 34% de “buenas opiniones”.

Y nada menos que un 31% de los franceses declaran que “probablemente”, en las próximas elecciones presidenciales votarían esa opción política.

En la Francia de 2003,  un socialista se opuso a la invasión y guerra contra Irak. En 2013, otro socialista anima a la aniquilación de Damasco.

Que nadie dude que en pocos años, los neofascistas del FN gobernarán la cuna de Voltaire y la Revolución, en connivencia con la derecha “civilizada”.
Y entonces, Europa será pasto de un totalitarismo aún más siniestro que el del III Reich.