5/5/15

70 años de la derrota del nazi-fascismo

70-triunfo-sobre-naziLa falsificación histórica es un arma del capital y el fascismo en nuestro tiempo

Por: Wladimir Abreu. Especial para TP

El 9 de abril del 2015 el gobierno fascista de Ucrania declaró prohibidos los símbolos y la propaganda comunistas en territorio ucraniano, así como mandató desmantelar toda la iconografía y simbología histórica de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), de la que fuera la segunda república y nacionalidad más importante de esta unión de naciones y pueblos.

La junta fascista de Poroshenko enmascara esta acción en una política ya utilizada por la derecha europea que tomó el poder luego de los procesos contrarrevolucionarios del Este europeo: la comparación del comunismo con el fascismo, el artilugio ideológico de los “dos totalitarismos”.
Son argumentos incluso manejados por la “nueva” socialdemocracia europea, que pretende erigirse en vanguardia de las luchas populares en el mundo sobre la base de renunciar a la conquista revolucionaria del poder por la clase obrera y pedir disculpas por los “crímenes del comunismo”, mientras por otro lado su único argumento programático es renegociar las migajas que pueda soltar el capital en una cogestión del capitalismo.

En este marco internacional la derecha reaccionaria y los nuevos Kautsky del siglo XXI, se unen para escupir sobre el legado histórico del movimiento obrero y comunista, y tergiversan el aporte de la URSS en la derrota del fascismo y el papel de los comunistas en la resistencia antifascista. Pero no sólo falsifican los esfuerzos librados por la URSS en la guerra, ocultan el esfuerzo soviético por prevenir la guerra y aislar el fascismo, que hubieran logrado evitar los terribles estragos de la Segunda Guerra Mundial.


 Los “dos totalitarismos”

Los historietólogos y manipuladores burgueses de la historia, pretender establecer el concepto de la igualdad entre fascismo y comunismo. Ocultan, interesadamente, que el fascismo fue una política de origen burgués, altamente chovinista y patológicamente contraria a cualquier relación con el movimiento obrero y comunista. El fascismo fue un mecanismo de emergencia del capital para evitar el ascenso de la clase obrera el poder y la posibilidad de una revolución comunista, que la democracia burguesa liberal no pudiese evitar.

El fascismo italiano llega al poder luego de derrotada la clase obrera italiana luego de los combates obreros de 1919 a 1922.

Luego de aplastar al levantamiento obrero en Viena, en febrero de 1934 el canciller Dollfus establece un golpe parlamentario, e instaura un gobierno fascista en Austria, gobierno que sería luego anexionado por la Alemania hitleriana, previo de asesinar a Dollfus. Incluso entre fascistas podían matarse entre sí por el poder, como a su vez demostró Hitler al deshacerse de su viejo compadre Röhm.

Tras el triunfo electoral del frente popular español en 1936, los militares fascistas españoles inician la Guerra Civil que luego de tres años derrocaría a la República y establecería la tenebrosa dictadura franquista.

Aplastada la República Soviética Húngara de 1919, por el Gobierno antibolchevique de Gyula Gombos y el almirante Horthy, en 1920, también se establecerá un Estado fascista y antisemita en Hungría.

Nunca –y la historia así lo demuestra– hubo una confluencia histórica o ideológica entre comunismo y fascismo, cosa que sí la hubo repetidamente entre el fascismo y la derecha liberal o conservadora europea.

Pacto Molotov-Ribbentrop

Firmado el 23 de agosto de 1939, nueve días antes de estallar la Segunda Guerra Mundial, es el gran argumento del cual suele aferrarse toda la fauna antisoviética mundial, desde trotskistas, socialdemócratas, liberales, burgueses y todo el caleidoscopio político del capital internacional.
Ocultan que la URSS desde su ingreso en la Sociedad de Naciones, en 1934, busca crear un frente común europeo contra el fascismo y evitar el expansionismo nazi, que ya había reocupado Renania, anexando a Checoslovaquia por trozos y luego Austria.

Lo que siempre ocultan los historiadores y falsificadores burgueses, es que el pacto Molotov-Ribbentrop es la consecuencia lógica y directa de la traición al pueblo checoslovaco que cometieron los gobiernos burgueses de Francia e Inglaterra, en el vergonzoso evento histórico llamado el «Pacto de Múnich» que sólo buscaba acercar las fronteras de la Alemania nazi a la URSS, además de negarse bajo cualquier artimaña a las proposiciones soviéticas de un pacto antinazi.

La URSS le planteó a los gobiernos inglés, francés y polaco defender por la vía militar a Checoslovaquia, pero Londres, París y Varsovia guardaron silencio.

Tras que Inglaterra quedara sola ante la caída de Francia, el Japón atacara en Pearl Harbor y la Alemania nazi invadiera a la URSS, sólo así las democracias burguesas, empujadas por los acontecimientos históricos, tuvieron que aceptar el frente común antifascista.
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La guerra y el esfuerzo soviético

Las cifras de bajas de la guerra son el más demoledor golpe a la falsificación histórica burguesa sobre la Segunda Guerra Mundial; por ejemplo: los campeones de la libertad y los derechos humanos, los gobiernos de Inglaterra y EEUU, nunca dicen que 1,5 millones de civiles alemanes murieron por los bombardeos masivos aliados, que nunca lograron afectar significativamente la industria militar alemana, pero que en cambio fue unos de los más terribles genocidios del siglo XX contra civiles. Hay que recordar que la URSS nunca realizó bombardeos masivos sobre Berlín, salvo 3 ó 4 operaciones aéreas de carácter propagandístico.

Mientras tanto, Inglaterra y EEUU retardaron en dos años la apertura del segundo frente, que sólo realizaron ante la posibilidad de que la Unión Soviética terminara liberando Europa hasta Portugal.

Solamente en el asedio a Leningrado, en 900 días de heroica resistencia, murieron más de 1 millón 200 mil ciudadanos soviéticos; cuando las bajas totales de Inglaterra y EEUU, durante toda la guerra y todos sus frentes, suman poco más de 880 mil.

Del total de las muertes durante la Segunda Guerra Mundial, que ronda los 60 millones de personas, la URSS perdió aproximadamente 27 millones de sus ciudadanos, el 45% de ese total; mientras que China, con 22 millones de muertos, representa el 36% de las bajas totales.

El 41% de las pérdidas económicas de la guerra las padeció la URSS. En este territorio, además, los alemanes destruyeron 1.710 ciudades y poblados,  70.000 aldeas, 6.000.000 de edificios, 32.000 industrias y 65.000 Km de líneas férreas.

El 70% de las fuerzas militares fascistas y el 75% de su material militar se perdieron en el frente soviético.

Por eso, este 9 de mayo, que conmemoramos los 70 años del triunfo sobre nazi-fascismo, rendimos justo homenaje al monumental esfuerzo del pueblo y la clase obrera soviética, al Ejército Rojo, al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), y reivindicamos la sabia dirección de José Stalin y los grandes estrategas militares como Zhukov, Vatutin, Konev, Rokossoski, Timoshenko y Chuiov, que junto a millones de hombres y mujeres soviéticas libraron a la humanidad de la bestia parda del fascismo.